Estuve en una charla, una escuela
de padres donde se exponen temas de crianza. El tema: Buenos Limites, Niños seguros.
La exposición estuvo bien, en general con un tono respetuoso hacia los niños, pero
había algo que me molestaba, era tan sutil mi incomodidad que solo hasta ahora
en la noche, cuando pienso en lo expuesto por el orador y los padres, logro
descifrar la molestia.
“PONER limites”: esa expresión es lo que me molesta! la veo
como una restricción domadora que nos
impide extendernos; y no logro entender porque estamos tan empecinados en
usarlos con nuestros hijos, acaso el ideal no es que sean ilimitados, auténticos
y libres?
“PONER limites”. A quien le gusta que le impongan limites? A mi no y por filosofía no hago a otros lo que no quiero que me hagan a mi, y otros, incluye mis hijos, sobretodo mis hijos.
Esto NO significa que vivir en el libertinaje y la anarquía,
sino bajo acuerdos de convivencia. Reglas basadas en los sentimientos de todos
los integrantes de casa.
Los limites impuestos, autoritarios y adultocéntricos, nos suponen además un gran trabajo de “policías”, y la verdad no veo el sentido a perder el tiempo siendo policía de mis hijos, perder el tiempo subiendo a un "trono de poder", cuando escucharlos, confiar en su poder de discernimiento y consensuar acuerdos hace mas fácil la convivencia. Los niños son muy inteligentes y diferencian cuando se obra por Su bien a cuando se obra por nuestra facilidad, cuando las normas pretenden convertirlos en muñequitos para nuestro deleite.
Les dejo este documento para que descarguen y con tiempo lo
lean, seguro será interesante ver esta visión:
Las Ordenes y La complacencia, de Casilda Rodrigañez, famosa escritora española abanderada de las Crianza Respetuosa