Hace poco fue el día de la mujer y de corazón no me gusta
tanto esta celebración, no me gusta el tono sexista y comercial con que se
trata. Nos auto-halagamos como mujeres, exigimos reverencias y al final… es
nuestro ego herido quien habla, no nuestro corazón. Pero si se replanteara la
forma de celebración, si creo que esta fecha es necesaria, el valor a la
energía femenina SI necesita ser exaltado.
Vivimos bajo una cultura que se rige bajo la masculinidad,
las mujeres que “triunfan” lo hacen en muchos casos, bajo parámetros masculinos
de competitividad, fuerza, disciplina, orden, razón, desarraigo emocional.
Las mujeres occidentales nos creemos liberadas y realmente
hemos colonizado nuestro corazón con los valores masculinos. Pensamos que el
hombre y la mujer deben ser iguales, cuando la gran riqueza esta en ser
diferentes, con los mismos derechos por supuesto, pero no iguales, la energía
masculina (Yang) y femenina (Ying) se complementan, ninguna es mas ni mejor.
En nuestra cultura necesitamos dar mas valor hacia lo
privado, a la ternura, la belleza, el amor, la sensibilidad, la intuición, valores
femeninos que todos los seres humanos tenemos dentro independientemente de
nuestro género, Pues cada uno es un Ying/Yang, una mezcla del
femenino/masculino, pero estamos dejando masculinizar el mundo, nuestro mundo
interno y universal, dándole mas valor al actuar sobre el sentir, a los
resultados versus el proceso, a la reacción en vez de la observación, a la
exigencia sobre la contención.
La energía femenina esta anémica en nuestro mundo, ni las
mujeres la alimentamos, por que no la
valoramos, y esta debería ser la reflexión: Reconocer que ambas
energías, masculina y femenina, son vitales para que haya armonía.
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